Liverpool
Durante estos días la mayoría de nosotros no tiene otra cosa en mente que las vacaciones que se aproximan. Estaciones, maletas, caravanas, atascos, esperas, overbooking, aeropuertos, niños llorones, roncadores, esperas, el bikini del año pasado que no entra, los restos de rebajas que no me gustan, no encuentro el billete, lo tenía en el bolso seguro, ¿habré cerrado la puerta de casa con llave?, esperas, ¿lleva cinturón, caballero? quíteselo, por favor, señorita, deje aquí sus zapatos, esperas, bocatas de tortilla en papel de aluminio, el aire acondicionado del coche estropeado...esperas...
Desde luego, son muchos los imprevistos (tan previsibles) que pueden convertir el principio de nuestro descanso en un momento de lo más estresante.
En el aeropuerto John Lennon de Liverpool, como son tan majos, lo tienen todo previsto. Así que cuando por fin has facturado sin que te cobren el medio kilo de sobrepeso, reducido el bolso de cuero a su mínima expresión para poder meterlo en la maleta de mano, conseguido pasar el control sin que se te caigan los pantalones, tirado el botellín de agua que acababas de comprar aún sin abrir, y pagado 4 libras por un sandwich de mayonesa, puedes desfogar todos tus nervios, y de paso mantener la línea en este minigimnasio que hay montado en la zona de embarque. Y por una libra de nada, te recuestas después en el sillón de masajes y te quedas como nuevo. Vas a ser el más sonriente del avión.
Y ya que la cosa va de relajarse, aquí el Superchaiselonguelambanana.
16 comentarios:
Con cierta frecuencia paso delante de esos extraños salones de masaje que hay en algunos aeropuertos.
Lamentablemente entre esas manos expertas y mis rígidas cervicales hay cientos de ojos que incentivan mi pudor ya incentivado de nacimiento.
Se que nunca lo lograré así que me anoto con el maravilloso bocata de tortilla, un objetivo a mi alcance (el mío sin chorizo por favor).
La mejor definición de "viajar" que he leído es "salir para recuperar las ganas de volver a casa". Por eso necesito una dosis muy pequeña y cada vez menos veces.
Pero lo tuyo es "volver".
Sugieres muy bien la cutrez de moverse ahora por el mundo, sobre todo en avión.
(Jesús, Jesús, ¡no voy a salir ni de mi barrio!)
Yo sigo experimentando un gran placer al viajar,NáN, a donde sea, aunque es cierto que la paranoia colectiva nos ha llevado a asumir como normales comportamientos que antes nos hubieran sublevado, especialmente en aviones y aeropuertos.
Al pasar el control de pasaportes empiezo mi strip-tease automático sin casi pensarlo, pero no puedo evitar recordar la frase, atribuída a Benjamin Franklin, que dice que quien renuncia a su libertad por su seguridad no merece ni la una ni la otra.
NB: viva el bocadillo de tortilla viajero.
Las normas obsesivas de seguridad, al igual que los planes quinquenales de la Unión Sovietica, sirven para resolver gran parte de los problemas que generan.
Recuerdo haber entrado al Centro Pompidou en Paris con una plancha en mi bolso. Era el año ´86, plena época de atentados terroristas en Paris y la paranoia sacudía a todos. Frente a la pregunta seca del segurata y su enloquecido detector de metales, le contesté que llevaba una plancha.
Sorprendentemente, me dejó pasar sin verificar si eso era realmente lo que llevaba, como si entrar a un museo con una plancha fuera algo natural.
Anda! Y qué obra pensabas planchar?
O querías hacer una instalación dada?
Quien te dice me la olvidé en algún rincón y hoy ya figura en el inventario del museo...
No tengo nada en contra de que tengas ese placer (si alguna vez tengo algo en contra de alguien, suele ser en contra de su dolor o su tristeza).
Seguridad y libertad, já. Creo que como especie no nos merecemos ni la una ni la otra.
Tortilla en sitios como aeropuertos. ¡puaj! hecha con huevina. Por la seguridad de no pillar salmonelosis, hemos perdido la libertad de una buena tortilla.
(joé qué animao estoy)
Por supuesto, si como tortilla es hecha por mí, o de similar confianza. En un aeropuerto o estación no la pido ni de broma. La verdad es que no suelo llevarme nada al aeropuerto, pero una vez me preparé un bocata de tortilla para la espera en la zona de embarque, y me supo a gloria, sobre todo por comparación ;-)
Creo que estamos eludiendo un tema fundamental: ¿La tortilla arquetípica, esa que no se consigue fuera de casa, va con chorizo, como insiste en prepararla mi hermano mayor o sin chorizo como pretendo comerla yo?
Y como subtema: ¿La tortilla puede llevar arvejas o esa iniciativa es sinónimo de excomunión inmediata?
Arvejas son guisantes?
Yo no te puedo contestar, a mí me gustan todas...aunque mis favoritas, siempre, las que se hacen en mi tierra natal! Eso sí que son pintxos de tortilla!
Rinconete, aquí cuando decimos "tortilla" pensamos en una tortilla de patatas (con o sin cebolla, va a gustos). Si es solo de huevo, "tortilla francesa". Si es de algún ingrediente, lo citamos: "voy a a hacer una tortilla de chorizo". Y si tiene varios ingredientes, como chirozo, arvejas o más cosas, es una "tortilla paisana".
Pero eso sí, tiene que estar hecha con "huevo", no con esos polvos llamados "huevina".
Así que resumiendo, para nosotros, la "tortilla de chorizo" sí lleva chorizo. je, jé. Y está muy buena.
Habrá que ir al natal de chicoutimi. Que seguro que está presumiendo sin motivo.
Nada de sin motivo! Admito que pueda tender a la exageración, ya que nací cerquita de Bilbao (aunque alguna vez se haya comentado que soy de Murcia, yo en realidad me considero vascomurciana, sin rubor alguno-).
Y lo siento, pero las mejores tortillas se comen en los bares vascos y navarros! Con chorizo, pimientos, rellenas de mil cosas o tradicionales, son para morirte!
De hecho yo sueño con que un día me dejen ser jurado de uno de los concursos de tortillas que se hacen por allí!
Es algo sabido que los de Bilbao nacen donde quieren. Así que también pueden vivir donde quieren. Y si además han nacido allí, ¡pues no hay nada que hablar!
Dios mío, ¿cómo se me ocurre discutir sobre las mejores tortillas con una de Bilbao?
Claro que... En ese restaurante en el que me metí de socio (minoritario) para ayudar a montarlo a una amiga... ¡Resulta que esta amiga es de Bilbao! Y los que la han comido dicen que es la mejor tortilla que se hace en Madrid.
Claro que las de bilbao, además de nacer donde quieren, hacen tortilla cuando les da la gana, así que en varios meses solamente he tenido una oportunidad de probarla... ¡y era fastuosa! (huevos patata y cebolla solamente).
Nán, ya te dije que no presumía sin motivo...y ya me estás diciendo cuál es ese restaurante, que si lo lleva una bilbaína se tiene que comer de vicio, jeje!
Amigos, recién me conecto despues de varios días afuera.
Nán y chicoutimi, gracias por la ayuda técnica sobre tortillas. Ahora la veo más claro y voy a poder discutir con cierta ventaja con mi hermano sobre el tema.
Bueno, queridos, empezáis hablando de gimnasios en aeropuertos y acabáis dictando recetas de tortillas. Y yo, que llego tarde, opino sobre las dos cosas.
GIMNASIOS EN LOS AEROPUERTOS: Los únicos músculos que se me resienten en los aviones son, paradójicamente, aquellos que no te arreglan los masajistas: las nalgas. Perdonad el exabrupto vulgar, pero después de una hora sentado tengo la sensación de que se me ha quedado el culo plano. ¿A vosotros no os pasa? Menuda sensación desagradable.
TORTILLAS: Después de las que hace mi madre (en Murcia), las mejores que he probado son las de Madrid. Esta ciudad tiene la habilidad de robar todas las recetas de provincias para mejorarlas después. Eso sí: tiene que ser un pincho a mediodía, que si no, no vale.
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