domingo, 31 de agosto de 2008

Mi abuela, los cartoneros y el Tío Tom

Buenos Aires

Cuando su ropa estaba demasiado usada o simplemente había pasado de moda mi abuela solía regalársela a la empleada doméstica. Su generosidad no llegaba a incluir los botones en la cesión ya que consideraba, sin duda con razón, que podían ser reutilizados en alguna otra prenda. Como ella no se ocupaba de esas tareas, quien tenía que desguazar la ropa era la destinataria del regalo y objeto final del altruismo de una familia acomodada, que no percibía la siniestra mesquindad de la tarea asignada.


Buenos Aires, como tantas otras, es una ciudad generosa con los incluídos y despiadada con aquellos que sobreviven dentro de sus límites. Quienes menos tienen, como los cartoneros, no forman parte de nuestro mundo. Hemos aprendido a mirar sin verlos y no los consideramos como lo que son, gente que logró generar trabajo en donde no lo había sino como un objeto de lástima a quien se debe ayudar como se ayuda a la viejita sentada en la puerta de la sacristía, con alguna moneda chica y una rápida mirada de compasión. Es común que la gente más pudiente les ofrezca en las terrazas de los restaurantes restos de sandwichs o desechos de comida y se ofusquen cuando los destinatarios de tanto altruísmo no responden como lo hubiera hecho el agradecido Tío Tom en su cabaña, con los ojos húmedos frente a tanta bondad.


Hace algún tiempo el jefe de gobierno de la ciudad, un pelele que tuvo la suerte de tener un padre rico, declaró que los cartoneros robaban la basura a las empresas recolectoras, perjudicando la rentabilidad del negocio.


Como mi abuela y nuestro jefe de gobierno, a los habitantes acomodados de Buenos Aires nos fastidia que los excluídos pretendan tener una vida diferente a la de recibir prendas desguazadas, monedas en las sacristías o restos de sandwichs en restaurantes sofisticados.

lunes, 11 de agosto de 2008

Pekín, Beijing y mi hermano Guillermo


Buenos Aires

Hace muchos años, cuando todavía era adolescente, mi hermano Guillermo tuvo su primer y más contundente acto de rebeldía. Decidió desechar para siempre el extraño sobrenombre con el que hasta ese momento lo designaba nuestra familia y rescatar del olvido el nombre que figuraba en su partida de nacimiento. No fue un proceso paulatino: mi hermano dejó de contestar a aquellos que, incrédulos o simplemente distraídos, pretendían eludir la nueva disposición. El resultado fue un éxito, nadie volvió a escuchar hablar de Yona.

Algo similar ocurrió con la ciudad de Pekín. No recuerdo en que momento la reemplazamos por Beijing, pero se que ocurrió de manera drástica. De la noche a la mañana, como Yona, Pekin dejó de existir.

No siempre fue así, hubo una época en que los perros eran pekineses, Boris Vian escribía El otoño en Pekín (El otoño en Beijing no hubiera tenido el mismo impacto) y David Niven sufría en un elegantísimo uniforme militar cada uno de los terribles 55 días de Pekín.

Los responsables del área de comunicación de nuestra ciudad deberían consultar con los chinos o al menos con mi hermano. Hace 10 años que intentan infructuosamente que su jefe no sea visto como un modesto intendente y que el ejecutivo local sea llamado algo pomposamente Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El fracaso de esas gestiones se puede percibir incluso en algunos vehiculos oficiales, sobre cuyas puertas brilla aún el oprobioso rótulo de Municipalidad de Buenos Aires.

martes, 5 de agosto de 2008

Más superlambananas

Liverpool


Ayer se me olvidó incluir un superlambanana en el post. Como hace unos días me pasó lo mismo, hoy os regalo dos. Una pareja de lo más distinguida: Mona y Superlordmayorlambanana.

domingo, 3 de agosto de 2008

Perlicas olvidadas

Liverpool

Hoy tengo una de esas tardes perezosas, de las de curiosear por internet, ver pelis, o vídeos musicales, que es una de mis actividades indolentes preferidas. Y plagiándome a mí misma, sí (qué le vamos a hacer, me quedan apenas cuatro días para irme de vacaciones), os voy a contar lo que veo. Aquí les encanta hacer listas de lo que sea, como "las 50 mejores canciones interpretadas por pelirrojos" o "los 100 mejores vídeos con gatos". Y yo me lo paso pipa con las listas.

Hoy toca "100 joyas olvidadas de los 90 según Neil Fox", una recopilación de, se supone, temazos de los años 90 que hoy no se radian tanto, hecha por un conocido locutor inglés. Algunos ni los conocía, otros deberían seguir en el olvido, y otros sí me han sacado una sonrisa pensando "qué buena era esta canción!" Como la que os traigo, que es una de mis canciones favoritas desde que puedo recordar.

Dub be good to me - Beats International



Y éstas son según el tal Neil Fox las primeras de la lista, las perlicas de los 90:

22. I touch my self - Divinyls
Iba a poner sólo las 10 primeras, pero esta canción merece ser recordada, aunque sea por ese descaro que tanto se agradece.
...
20. Stay - Lisa Loeb
Ésta es otra de mis canciones preferidas de aquella época. Y la película a la que pertenece, una de las más sobrevaloradas de entonces.
...
11. Linger – Cranberries
Alcanzaron la fama y la gloria con el siguiente disco, pero nunca volvieron a hacer una canción tan buena.
10. Searching – China Black
En su momento, ni frío ni calor, pero hoy reconozco que tiene un ritmillo atractivo.
9. Chains – Tina Arena
Ni la conocía...
8. Ordinary world – Duran Duran
Siempre me pareció una canción preciosa. Igual que el vídeo, y ese vestido de novia.
7. Hold on – Wilson Phillips
En fin, otra demostración de que el talento de los padres no siempre pasa a los hijos...(estas muchachas han heredado algo de Beach Boys y Mamas and the Papas, sí, pero sólo los apellidos.)
6. Black velvet – Alannah Myles
Se supone que fue un temazo, pero a mí me deja un poco igual, la verdad. Dicen que va sobre Elvis...yo no sé por qué, pero igual es porque Elvis también me deja un poco indiferente...
5. Hand in my pocket – Alanis Morissette
De cuando las canciones de Alanis no eran tan aburridas (pero los vídeos sí...)
4. Would I lie to you? – Charles and Eddie
En aquella época odiaba esta canción, pero lo mismo que me hacía odiarla hoy me hace mucha gracia. Oh yeaaah!!
3. One of us – Joan Osborne
Y con ésta nunca he tenido muy claro si me gusta o la detesto...creo que más lo segundo...es que se pasa de ñoña.

2. Crazy – Seal
Grande, grande! Pero yo no creo que esta canción haya sido olvidada. (Alanis de hecho la versionó...pero igual la gente se queda dormida cuando la oye y por eso no se acuerdan.)
1. Sleeping satellite - Tasmin Archer
No sé si esta es la mayor joya jamás olvidada de los 90, pero siempre me ha fascinado, tanto entonces como ahora. Desde luego, si se olvidó, es un olvido muy injusto.