martes, 22 de marzo de 2011

Mein Fahrrad.

Berlín.

Dónde andarás, azul prusiana.
Ni siquiera sé si ahora andas.
¿Sigues cogiendo óxido en aquel gran patio interior, acurrucada en la esquina?
Tus manetas dobles de frenos me encantaban.
Berlín era seda en tus ruedas.
Megahostia inolvidable que vivimos los dos,
en esa calle desierta,
nos volvimos a casa magullados y partiéndonos de risa.
Pesabas un huevo, tenías el asiento duro y un día casi me rompes la rabadilla.
Te echo de menos.



5 comentarios:

Anónimo dijo...

Oh!

rinconete dijo...

¡Que tristeza!

mikto kuai dijo...

Nada, nada, aunque algún día me entre la melancolía, la recuerdo con una sonrisa en los ojos (y en los labios :)

Rfa. dijo...

Ojalá esté con Knut en algún lugar feliz.

mikto kuai dijo...

Glups! Rfa., espero que mi azul prusiana siga vivita y coleando :), aunque sea en aquel rincón del patio interior donde la dejé, interactuando sus metales con el oxígeno. Yo creo que Knut murió de estrés. El estrés es mu malo.