viernes, 3 de julio de 2009

Favoritos (I): Albert Dock

Liverpool


La misma razón que me ha hecho tener el blog algo abandonado últimamente es la que me hace volver. Mis días en Liverpool se acaban, no inminentemente, pero sí más rápido de lo que hubiera pensado. Ya han pasado 21 meses desde que llegué, y sólo quedan 3 para que me marche...
Por eso voy a empezar dos series, una con mis sitios favoritos de la ciudad y otra con los tópicos necesarios de ella.
La primera empieza con este post, dedicado a Albert Dock, sin duda uno de mis lugares favoritos desde el principio. Aquí pasé mis primeros días en la ciudad, en un hotel justo al lado del Museo de los Beatles.

Este muelle, como el resto de la ciudad, sufrió los estragos de la crisis económica y de los astilleros ingleses de los años 70-80, pero a finales de este periodo experimentó una reconstrucción y reutilización que lo convirtió en uno de los principales puntos de interés turístico de la ciudad.

Hoy alberga apartamentos de lujo, hoteles, restaurantes y bares, así como el museo de la Esclavitud, el Marítimo, el de la Historia de los Beatles, y mi preferido, la Galería Tate Liverpool, hermana pequeña de la londinense.

En un día templado y soleado (que también los tenemos a veces) es un placer acercarse hasta Albert Dock sólo por el paseo, y si se tiene la suerte de encontrar alguna mesa al aire libre (esto ya es más complicado), sentarse a tomar algo. Para eso es perfecto el Pumphouse Inn, un bar junto al río con mesas de madera, pero hay que estar listo, que si hace bueno los sitios vuelan!




1 comentario:

Rfa. dijo...

No he estado, pero me lo imagino. La arquitectura de ladrillo de los primeros años de la Revolución Industrial ha resultado ser, con los años, un magnífico punto de partida para que los arquitectos punteros de hoy diseñen nuevos barrios y casas de lujo. En algún viaje a Londres me he dejado parte de mi ser, muerto (de envidia) al ver los lofts que la peña se ha construido en antiguos almacenes de carga. Y lo mismo en Hamburgo, donde el viejo puerto industrioso se ha reinventado como una Venecia sin iglesias y sin góndolas.