martes, 30 de junio de 2009

La casa del cielo II

Buenos Aires
Como los sueños de tantos otros precursores, los del señor García conocieron en vida de su inventor el oprobio de ser tomados por castillos en el aire. El éxito posterior no hace más que recalcar la soledad de quien tuvo razón demasiado pronto.

Cuarenta años después de la muerte de aquel genial empresario que solo buscó un lugar en el cielo para poder almorzar y dormir la siesta, el Palais de Tokyo de Paris decidió honrar su memoria edificando en su techo primero un hotel y luego un restaurante (invirtiendo voluntariamente la diaria secuencia del señor García).

Solo la sumisión a la voluntad del precursor, que exigió en su lecho de muerte que la posteridad respetara la modestia y el pudor que habían marcado su paso por este valle de lágrimas, evitó que Fabrice Hergott, el director del museo, hiciera explícito el homenaje.

Los admiradores de la obra cumbre de García el Celestial agradecemos este merecido aunque tardío reconocimiento.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo malo de soñar tan alto es que tengo vértigo :)

rinconete dijo...

Hola Magapola
Debe ser raro cenar ahi. Si se vuela una servilleta no deben ser muchos los mozos que salten a buscarla.

chicoutimi dijo...

A mí me pasa como a Magapola, y las alturas me angustian un poco, pero me encantaría probar qué se siente cenando en las nubes.
Por fuera es bastante bonito, y desde dentro el espectáculo tiene que quitar el aliento.