viernes, 17 de abril de 2009

Bancos dedicados

Liverpool-Edimburgo

La semana pasada tuve que ir a Edimburgo por trabajo, y ya decidí quedarme a pasar las vacaciones. Como todo el mundo me había hablado maravillas de la ciudad, al principio no me impresionó mucho; otra ciudad señorial con adoquines y casas de piedras, qué monas. Pero día a día me fue conquistando, a pesar de la cantidad de turistas que (como yo) torpedeaban las calles.

Más allá del castillo, o de los museos, o de los bares, me enamoraron sus parques. El de la foto está junto a la calle principal, Princess St., y al pie del castillo, y envuelve las galerías nacionales de arte.
Pero lo que más me llamó la atención fue que todos los bancos de todos los parques están dedicados a seres queridos que se fueron; cada banco tiene una placa en la que se puede leer "To the memory of X.Y., who loved this city", o "who loved this park", o "beloved husband and father", o variaciones de estos temas. Y yo me imaginaba que 15, 30, ó 2 años antes esa persona se había sentado en un banco parecido, cada tarde despejada, a leer un libro, o a jugar con sus críos, o a besar a su amante, y que cuando ya no pudo estar más, dejó de regalo otro banco, para el siguiente.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Recuerdos me traes, chicoutimi.

Alis dijo...

Eso de los bancos dedicados me ha recordado que en las comunidades rurales de Estados Unidos también hacen algo parecido, pero con las carreteras. Vas conduciendo y una señal te informa de que esa autopista tiene nombre propio, y de que ha sido adoptada por los trabajadores de, pongamos, el Wall Mart del pueblecito más cercano. Nos pareció muy curioso ese cariño por algo tan prosaico como una carretera. Sin duda, denota una conciencia de lo comunitario a la que no estamos acostumbrados.

rinconete dijo...

Me gusta eso de dejar de regalo otro banco, para el siguiente. La vida sería entonces una larga seguidilla de bancos que vamos dejando para quienes vengan.

De chico escondía en lugares secretos de la casa notas para que leyera cuando fuera grande (ser grande, en idioma infantil equivale a una noción de infinito, a algo que nunca llegará).

NáN dijo...

Parece tan a medida de lo humano. Lo pequeño.