sábado, 13 de diciembre de 2008

El relevo

Buenos Aires

Hace algunos años el joven gerente de una empresa de servicios local quiso brillar. Hacía poco tiempo que vivía en Buenos Aires, enviado desde Paris para poner algo de orden en la anarquía administrativa heredada de tantos años de manejo público. Lo que más lo perturbaba era la multiplicidad de formatos de papel que se manejaba dentro de la compañía. Circulaban memos en Carta, planillas en Oficio, presentaciones en doble Carta y faxes en A4. Frente al descalabro hizo lo que todo francés hubiera hecho en su lugar: redactó una directiva.

A partir de la fecha de la misma, la empresa no aceptaría otro formato que no fuera el A4. Se enviaron centenares de copias del documento a todas las dependencias, oficinas y subgerencias con orden estricta de lectura y cumplimiento. El joven gerente sintió, por primera vez en su corta estadía en la ciudad, que acababa de marcar un punto en la desigual batalla contra el caos.

Por supuesto, la nota salió en formato Oficio.

La propuesta de su secretaria de recuperar todos los ejemplares de la directiva y reemplazarlos por un nuevo documento en el formato adecuado, solo consiguió acrecentar aún más su desamparo. Fue en ese preciso instante que percibió el enorme poder del enemigo y que decidió, como aquel impetuoso oficial romano de Asterix en Córcega no innovar, disfrutar de la ciudad y esperar el relevo.

7 comentarios:

NáN dijo...

¡ja, ja, já! La vida misma, Rinconete.

¿Seré imbécil? ¿De qué me río? ¡Me cago en mis muertos!

Me apropio de tu historia para contarla por ahí, porque es realmente magnífica para explicar porqué hay lo que hay y porqué no hay lo que no hay.

Walter Kung Fu dijo...

jejeje.

rinconete dijo...

Porqué hay lo que hay y porqué no hay lo que no hay...¡Es exactamente eso!

Saludos a vos y a Walter.

r.

Rfa. dijo...

Fantástica historia, Rinconete. Me ha hecho preguntarme si ahora podrían publicarse historietas de Astérix como las de antes, basadas en estereotipos culturales. En estos tiempos de corrección política, seguro que habrían puesto más de una pega.
Por lo demás, yo siento una cierta nostalgia de los tiempos en que se usaban las cuartillas. Eran demasiado pequeñas para casi todo, menos para escribir cartas.

rinconete dijo...

Hola rfa.
Nunca me puse a pensar en lo politicamente incorrecto que resultaría Asterix hoy (lo mismo que Lucky Luck, el otro personaje de Goscinny, con sus mexicanos durmiendo la siesta o condenados a decir ¡Tamales! cada dos palabras).

¿Que son las cuartillas?

NáN dijo...

¡Ah, las cuartillas!
4. f. Hoja de papel para escribir cuyo tamaño es el de la cuarta parte de un pliego.

Algo más pequeñas (de ancho y de alto) que el folio, era lo que se usaba como papel de cartas.

Se solían comprar en una caja de cartón, como las de zapatos pero de menos profundidad, que contenían cien o ciento cincuenta. Aunque también podías ir a la papelería y comprar dos o tres.

Cabían perfectamente en un sobre con un solo plegado.

Solían ser de papel de calidad, de buen gramaje.

Tamaño perfecto para escribir una a tus familiares y conocidos, cuando el teléfono no se usaba porque era caro y lo habitual era escribirles dos veces por semana.

rinconete dijo...

Gracias NáN. Como los cuadernos de Isabel, las cuartillas según lo que contás son de esas hojas que generan ganas inmediatas de ser usadas.

Recuerdo las hojas de papel de carta para envíos ¨vía aerea¨. Eran un papel extremadamente fino, casi de arroz, que buscaba ser lo más liviano posible para disminuir el costo de envío. Los sobres estaban forrados con ese mismo papel aunque estaban hechos de uno más grueso.

En el borde superior izquierdo, llevaban impreso el ¨vía aérea¨ o en el caso de los sobres más elegantes, ¨par avion¨.