lunes, 11 de agosto de 2008

Pekín, Beijing y mi hermano Guillermo


Buenos Aires

Hace muchos años, cuando todavía era adolescente, mi hermano Guillermo tuvo su primer y más contundente acto de rebeldía. Decidió desechar para siempre el extraño sobrenombre con el que hasta ese momento lo designaba nuestra familia y rescatar del olvido el nombre que figuraba en su partida de nacimiento. No fue un proceso paulatino: mi hermano dejó de contestar a aquellos que, incrédulos o simplemente distraídos, pretendían eludir la nueva disposición. El resultado fue un éxito, nadie volvió a escuchar hablar de Yona.

Algo similar ocurrió con la ciudad de Pekín. No recuerdo en que momento la reemplazamos por Beijing, pero se que ocurrió de manera drástica. De la noche a la mañana, como Yona, Pekin dejó de existir.

No siempre fue así, hubo una época en que los perros eran pekineses, Boris Vian escribía El otoño en Pekín (El otoño en Beijing no hubiera tenido el mismo impacto) y David Niven sufría en un elegantísimo uniforme militar cada uno de los terribles 55 días de Pekín.

Los responsables del área de comunicación de nuestra ciudad deberían consultar con los chinos o al menos con mi hermano. Hace 10 años que intentan infructuosamente que su jefe no sea visto como un modesto intendente y que el ejecutivo local sea llamado algo pomposamente Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El fracaso de esas gestiones se puede percibir incluso en algunos vehiculos oficiales, sobre cuyas puertas brilla aún el oprobioso rótulo de Municipalidad de Buenos Aires.

7 comentarios:

NáN dijo...

Esto es lo que dice la Real Academia en el Diccionario Panhispánico negociado con todos los países. Así que Guillermo y tú tenéis razón (y las agencias de prensa la pifian: ¿acaso dicen que un habitante de allí es un beijingés?):

"Pekín. El nombre tradicional en español para designar la capital de China es Pekín (también, raro hoy, Pequín). El nombre Beijing es resultado de la transcripción de los caracteres chinos al alfabeto latino según el sistema «pinyin», desarrollado en China a partir de 1958 con el fin de unificar los diversos sistemas de transcripción del chino aplicados por distintos países. Este sistema se puso en práctica oficialmente en 1979 y es hoy mayoritariamente utilizado por las agencias de prensa. No obstante, se recomienda usar en nuestro idioma el nombre tradicional español, cuyo gentilicio es pekinés (o pequinés, si se utiliza la grafía minoritaria Pequín)."

rinconete dijo...

Amigo nán, ya sospechaba yo que esto era un invento de las agencias de prensa: la primera vez que me pregunté por que había desaparecido Pekín fue cuando el magnate de la prensa algo sicótico Elliot Carver, interpretado por el gran Jonathan Pryce en ¨El mañana nunca muere¨, amenazó con abrir una oficina en Beijing.

Está confirmado entonces: Como Anna Kournikova, Jorge Bucay y tantos otros, Beijing es invento de los medios.

Anónimo dijo...

¿Qué fuerte, no? Yo la verdad es que no entendía muy bien lo de Beijin en vez de Pekín, pero no le había dado mayor importancia.

Rfa. dijo...

Yo soy súper fan de los apellidos de las ciudades, más que de los nombres. En España los departamentos de turismo de los ayuntamientos se vuelven locos por encontrar formas alternativas (y supuestamente atractivas) de rebautizarse. Palencia, por ejemplo, es "la Bella Desconocida", mientras que Murcia es la Costa Cálida. De hecho, es sorprendente la gran variedad de matices que se pueden extraer de algo tan simple como una costa: no sólo Costa Cálida, sino también Costa de Azahar, del Sol, Brava o de la Luz. Mi favorito, sin duda, es Costa de la Muerte, en Galicia.

Walter Kung Fu dijo...

Descubrí Beijing en Pekín. Igual que Shanjai, en vez de Shanghai.

chicoutimi dijo...

Hola!
Jiji, yo tardé un poco en darme cuenta de que la ciudad de la que tanto se hablaba últimamente era Pekín. Hasta llegué a pensar que era raro que los chinos no celebrasen las olimpiadas en su capital, juajua.
De todas formas, y recordando una viejísima conversación con el amigo Rfa., se va haciendo más normal denominar algunas ciudades con el nombre que usan sus habitantes, en su idioma. Normalmente decimos New York en vez de Nueva York, o sin ir más lejos, Donosti, Bilbo o A Coruña se han convertido en nombres bastante extendidos en detrimento de sus versiones castellanas, así que ya no me sorprendo mucho de estos cambios y modas.

rinconete dijo...

Me reconforta saber que no soy el único sorprendido por la desaparición de Pekín.

Rfa. en que parte de Galicia queda la inquietante Costa de la Muerte?