viernes, 30 de noviembre de 2007

Gauchito Gil

Buenos Aires

Entre las varias virtudes que se le puede atribuir a la Virgen, hay al menos una que siempre me impresionó: su hábil manejo de la geopolítica. Así como no hay un día sin su santo, no hay una región sin su aparición milagrosa. Cada país más o menos católico tiene su Virgen asignada, lo que evita un sinnúmero de inconvenientes. Sería penoso que un fiel chileno tenga que rezarle a una Virgen argentina o que un católico calabrés tuviera que llevarle un cirio a Nuestra Señora de Czestochowa.

Nuestra aparición nacional es la Virgen de Luján. En Buenos Aires no hace falta ser místico para verla con cierta frecuencia. Hay altares en el subterráneo, en las estaciones de tren, en comisarias, en oficinas públicas e incluso en algunas plazas, como la de Los Andes, ubicada cerca de casa (a una cuadra del famoso Bar de la calle Rodney).

Hace un tiempo, cuando la municipalidad decidió refaccionar la plaza, los arquitectos dudaron en que hacer con el esperpéntico altar de ladrillo que un alma caritativa había erigido en su honor. Demolerlo estaba excluído, el Estado municipal será laico pero no iconoclasta. La solución finalmente adoptada está, creo, a la altura de la habilidad geopolítica que tanto me impresiona. El altar se refaccionó, pero se hizo lo mismo con los otros dos templetes de versiones místicas no oficiales: el de la Difunta Correa y el del Gauchito Gil (el de la foto, probablemente el mejor).

Si no se puede eliminar el mal, sin duda se lo puede diluir.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Avistamiento I

Berlín.
magnetophon 440 hifi

País: Alemania
Fabricante/Marca: Telefunken Deutschland (TFK)
Año: 1972/1973
Tipo: Registrador o reproductor de sonido

Gama de ondas ........................ no disponible
Especialidades ........................ Grabadora de cinta
Tensión de funcionamiento .... Corriente alterna (CA, inglés = AC) / 110/220 Volt
Altavoz ..................................... Altavoz incorporado, sistema desconocido
Material ................................... Mueble metálico
Ancho, alto, profundidad ....... 410 x 450 x 350 mm / 16.1 x 5.7 x 13.8 inch
Transistores ............................ 16
Anotaciones ............................. 16 Trans. / a Dioden
Peso neto .................................. 11.5 kg / 405.6 oz
Procedencia de los datos ......... Erb
Referencia catálogo ................. Hanbuch VDRG 1972

Lugar de avistamiento: Flohmarkt am MauerPark
(Bernauer strasse 63, Mauerpark, Berlín).

Fuente de la información técnica: www.radiomuseum.org

martes, 20 de noviembre de 2007

Libro de Quejas

Buenos Aires
Rosario es una hermosa ciudad ubicada a unos 300 km al norte de Buenos Aires. Así como la playa es el living de Río de Janeiro, el río Paraná es el patio de Rosario. Todo ocurre en esa franja, desde paseos hasta lectura de poesía, pasando por espectáculos al aire libre y maratones. Hay cafés, restaurantes, áreas de juego, canchas, parques e incluso un museo de arte contemporáneo, el MACRO.

Como todo museo de arte contemporáneo, tiene con su público una relación extrema. Una parte aplaude sus exposiciones y otra, probablemente algo mayor, se dedica con ahínco a reprobar cada una de sus iniciativas, llenándo de injurias el libro de quejas. Cansados de tanto odio y tal vez de la imposibilidad de compartirlo, los responsables del museo decidieron hacer lo que mejor hacen: editaron un libro con las mejores injurias. El resultado es muy bueno y hay material de sobra para una exposición.

Sería al fin y al cabo una elegante venganza. Aquellos que injuriaron pasarían del otro lado del espejo y serían la causa de lo que ellos mismos condenan.

viernes, 16 de noviembre de 2007

Álex.

Madrid.
Álex tiene 21 años y vive en Madrid, en el barrio de San Blas. Es peón aprendiz de jardinería. Trabaja todas las tardes, siete horas diarias, arreglando 15 parques diferentes del centro de la ciudad. Cuando haga un año subirá de categoría y se convertirá en auxiliar, pero eso le da un poco igual. En realidad, Álex quiere ser policía. Si está en esto de la jardinería es porque le gusta mucho el campo. Pero, como digo, quiere ser policía. Hace un par de meses se sacó el carné de conducir, y mientras espera a que llegue su oposición trabaja en los parques. Después de todo, no es un mal trabajo. Álex dice que le gusta porque le permite hacerse amiga de los mendigos. Si le preguntas mucho, confiesa (azorada, como una adolescente) que le gusta también porque de vez en cuando conoce a chicos guapos. Pero apenas tiene tiempo, la pobre, para hablar con ellos: en toda la jornada sólo le dan un cuarto de hora de descanso, a las cinco de la tarde, para que coma algo. Hay un encargado por ahí, dando paseos de parque en parque, que se encarga de vigilarla a ella y a sus compañeras. Cuando yo la conocí, ni siquiera quiso dejar de trabajar mientras hablábamos, no fuese a ser que él apareciese y le echase la bronca. Lo que más me impresionó fue la sopladora que utiliza para mover las hojas del otoño, con un estruendo tremendo. Se lo dije, y ella se rió. Álex siempre se ríe.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

La torre de televisión.

Berlín.
Si bien la Puerta de Brandeburgo es la imagen promocional oficial de esta ciudad, un amigo alemán me dice que para él el Fernsehturm es la viva imagen de Berlín: "cuando lo veo sé que estoy en casa", y bien puede decirlo, porque cuántas veces uno mira al horizonte en esta ciudad y descubre a ese gran monolito de hormigón armado y acero de más de treinta mil toneladas ante sus ojos, cerca, lejos, en el reflejo, en la distancia... casi tantas como miradas. Fernsehturm, mírame a los ojos y cuéntame: "quién nos ha visto y quién nos ve".

lunes, 12 de noviembre de 2007

Dr. Jeckill...

Liverpool
Aún no conozco mucha gente de Liverpool, pero hay algunos rasgos de los habitantes de esta ciudad que me han llamado la atención. (No sé si pueden ser extensibles al resto de los ingleses, o de los británicos.)
Los liverpoolianos tienen fama de ser de los más amables de la isla, y mis primeras experiencias apoyan esta fama. Como ejemplo, os contaré que nada más llegar andaba yo buscando la oficina de una inmobiliaria, y le pregunté a dos tipos con pinta de ejecutivos que hacían un descanso en el café de la esquina. Como no sabían dónde estaba, se pasaron un buen rato al teléfono intentando que alguien de su empresa (o quizás otro amigo) buscase la oficina por internet para darme las señas. Un encanto.


Hay dos palabras que son imprescindibles aquí: sorry y thank you. Te las dicen a cada momento, pero lo mejor es que también las sueltan cuando no les toca: te chocas con ellos en el supermercado por ir atontada, y dicen sorry; vienen a tu casa a hacerte una reparación, y antes de salir por la puerta te han dicho 5 veces thank you! Yo siempre me pregunto por qué les hace tanta ilusión venir a arreglarme las averías…

Así que ya sabeis, dos palabras para triunfar en Liverpool: sorry y thank you…porque además, con el acento que tienen aquí, tampoco se les entiende mucho más…

martes, 6 de noviembre de 2007

La avenida de Mayo

Buenos Aires
No se si la avenida de Mayo es la avenida más hermosa de Buenos Aires. En todo caso, se que es la que más me gusta. Hija de los festejos por el centenario de la revolución del mismo nombre, fue una gran intervención urbana que creó un eje entre la casa de gobierno y el congreso. Es por eso un lugar con una de las arquitecturas más homogéneos de Buenos Aires. Fue desde sus comienzos reducto de españoles y aún hoy se puede comer por ahi el mejor puchero del hemisferio sur. Durante la guerra civil, según me contaba un amigo de mi abuelo, los franquistas ocupaban una vereda y los republicanos la de enfrente. Cada tanto volaban piedras y sillas o al menos eso creía recordar mi confidente.

Buscando información sobre el barrio, encontré un blog (de donde saqué la extraña foto que ilustra este posteo)que comenta un episodio poco conocido del futuro presidente español. Al ver la foto de Zapatero, colgada de una falsa esquina madrileña, ubicada a unos 10.000 km de La Moncloa, me pareció que era un buen tema para nuestro eleganTe chaflán. Una ciudad conformada de ciudades.

lunes, 5 de noviembre de 2007

El sol sale para todos.

Madrid.
Tres, son tres, los motivos por los que me gusta esta esquina. El primero de todos es el más simple: porque tiene un cartel optimista que dice que el sol sale para todos. El segundo motivo es más complicado: la esquina me gusta porque se parece a otra esquina de un pueblo de La Mancha que se llama La Hinojosa. En esa otra esquina, la original, también hay un cartel donde pone que el sol sale para todos, y yo siempre me desvío para leerlo. ¿Y el tercer motivo? El tercer motivo es retorcido e irónico: me divierte que esta esquina tan optimista, esta esquina que promete sol para todos, sea la esquina de una licorería. Si uno mira esta foto con el pie izquierdo, podría pensar que el sol sólo sale si estás lo suficientemente borracho. Y, puestos a ser malpensados, ni eso: la licorería está cerrada a cal y canto. ¿Con qué motivo os quedáis vosotros?

sábado, 3 de noviembre de 2007

El restaurante de la esquina.

Berlín.
Si hace unos meses descubrí el café de la esquina de al lado de casa, tan importante este como nos recordaba Rinconete en su post de El bar de la calle Rodney, hace unos días le tocó al casi igual de importante restaurante de la esquina de al lado de casa.

Tan necesarios ambos, el uno para degustar un buen café, el otro para disfrutar de una cena entre amigos mientras saboreas una buena cerveza de trigo o algún estupendo vino, con la tranquilidad de que no tendrás que invertir más allá de cinco minutos para volver a casa.

Es curioso, había pasado muchas veces por delante de él sin haberme percatado de que podría ser un lugar interesante, quizás la razón es que cuando lo bordeaba siempre iba con demasiada prisa al supermercado.

Pero el otro día acabé allí entre buena gente, cervezas, estupenda comida austriaca, velas rojas, madera, mármol y un enorme, oscuro e inquietante cuadro que presidía una de las paredes. En la obra varios tertulianos bebían histriónicamente, unos de pie y otros alrededor de una mesa, en la que yacía un cerdo muerto al que no prestaban atención... glups, sí, inquietante, pero debo confesar que esa sensación junto con la de bienestar que proporcionaba el sitio hacían de él un lugar todavía más atractivo.