miércoles, 28 de octubre de 2009

Agatha me fastidia

Buenos Aires

Agatha Ruiz de la Prada me fastidia. Me fastidian sus corazoncitos, sus flores pasteles y su alegría boba como me fastidiaba en su tiempo el redundante El amor es....

Los tiempos han cambiado desde el reinado de los posters con atardeceres y frases intensas como El amor cuando cabe en una sola flor es infinito, pero sorprendentemente nuestro actual cinismo de rigor se deja seducir por esta Sarah Kay pop que inunda el mundo con cuadernos, llaveros y espejitos de colores.

En Buenos Aires estábamos razonablemente protegidos de los corazones fofos de Agatha hasta que el gobierno de la Ciudad, en un rapto de creatividad pocas veces visto, cedió unos muros para que la marca del corazón pudiera publicitar su nueva pesadilla colorida. Escapé desesperado a Santiago de Chile pidiendo asilo pero me encontré, justo frente al restaurante en donde suelo almorzar, un nuevo y alegre mural (el de la foto).

El poder del enemigo es infinito.



Próxima entrega: Odio a Botero.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Seguir mamando

Buenos Aires

Entre las muchas reacciones de indignación que el DT de la selección argentina causó con sus últimas declaraciones, las más sugestivas fueron sin duda aquellas que se lamentaban de la penosa imagen que ofrecíamos al mundo. La preocupación por la imagen que damos es una de nuestras eternas inquietudes.

¿Y como nos ven allá? es el prólogo imperioso a todo diálogo con un extranjero, incluyendo en ese rubro a los argentinos que vuelven de un fin de semana largo en Montevideo.

A diferencia de los norteamericanos, para quienes la percepción del otro es un tema casi tan irrelevante como el otro mismo, los americanos nacidos al sur del río Grande padecemos de una necesidad crónica de reconocimiento.

Y es justamente esa la paradoja de Maradona, quien es crucificado luego de haber realizado el sueño de todos, es decir que el Mundo Mundial nos detecte, nos ubique en el mapa, en alguna parte entre Río de Janeiro y Nueva Zelanda.

Luego de haberlo logrado, no soportamos que esa imagen sea la de un lumpen llegado a más, alguien que nada tiene que ver con el refinamiento legendario que es nuestra marca de fábrica.

La gente decente preferiría destacarse en ese Mundo Mundial a través de personajes realmente representativos. Como el senador Reutemann, ex-piloto de Formula 1 y eterno candidato mudo a la presidencia que manifestó su disconformidad política invitando a sus detractores a que se recontrametan en el medio del culo su candidatura. O el diputado De Narváez, rico heredero y exitoso rival del oficialismo en las últimas elecciones parlamentarias, quien explicó en un lenguaje llano que la gente le agradecía haberle roto el culo a los pingüinos (el gobierno).

Los medios por supuesto no sepultaron a ninguno de los dos, justificándolos incluso por un malhumor al fin y al cabo comprensible. Como los bancos que solo prestan a quienes no lo necesitan, esta sociedad injusta reserva las violentas metáforas sexuales para quienes nacieron refinados.